Pizza ultratumba

En el futuro habrá escasez.
Costará dinero cualquier estupidez.

Si hoy en día ya pagamos para mear,
para besar o follar,
en el futuro para ahorrar
en muchas pizzerías
compartirán suelo con el crematorio
y será de lo más habitual,
hasta llegará a estar de moda,
querer degustar una buena pizza
recién horneada
en un incinerador
de cadáveres.

(Afortunados los crionizados.
Se me está haciendo la boca agua.)

La muerte es bella

La muerte es bella,
no es vieja,
es vida toda ella.

La muerte sienta bien a todos,
por eso es de todos
y todos la merecen.

Fíjate en sus cejas
cuando intenta encontrarte.

Sus ojos recorren tu contorno
y tu deseas ser degollado.

Hay mil enamorados
que darían su vida,
su alma por ella.

La muerte siempre llega,
ella toda negra y tan bella,
dispuesta a correspondernos
con su buena ofrenda.

O más bien en mi caso

La noche en que descubrí
que ya no me querías
me cayó un árbol encima.

Me dejaste en aquella esquina
cual puta utilizada
y no me dí cuenta hasta más tarde
ya bien entrada
la luna de madrugada.

Lo descubrí aquella noche
y no quise creerlo.

Simpatizaba contigo al llamarte
llamándote aún cariño
pero tú no me escuchabas,
de hecho, ni contestabas
la noche en que lo descubrí.

Y se hizo tarde y salió el sol
para todos menos para mi.

Aquella noche aún la recuerdo,
la llevo escrita en mi pecho,
como un marinero lleva su tatuaje,
o más bien en mi caso,
un andrajoso vagabundo,
un perro callejero
que noche tras noche
descubre que ha perdido
para siempre su hueso.