30 d’abril, 2010

Grandes hazañas de la madre naturaleza

El aire sopla con todas sus fuerzas
y les escupe en plena cara
cuando andan distraídos por la calle.

Los castiga por sus malos actos.

Las tormentas arrasan las viviendas
de unos cuantos desamparados.

La nieve destruye los postes eléctricos
dejando a media ciudad a oscuras.

Lo tienen bien merecido.

El sol derrite los pantanos
y deja a la gente sin agua.

Así apestan de verdad.

Las riadas separan las familias
ahogando unas cuantas víctimas.

Tragedias que salen día sí
y día no en los periódicos.

Lo que la madre naturaleza no sabe
es que la mayoría de las veces
castiga a los menos culpables.

20 d’abril, 2010

Sin parafernalias

Medias lilas le excitan.
Sujetadores que muestran más volumen le vuelven loco.
Mini faldas que enseñan sus pelos por delante y por detrás le desmayan.
El rímel en sus pestañas lo hace andar salido.

Su naturaleza le impide ver más allá de la silicona.

Quitad tanta deformidad,
quitad las envolturas de papel y la cinta rosa.

Mostrad solo las piernas,
solo los pechos,
solo el culo o el coño,
solo vuestra cara dura.

16 d’abril, 2010

La mujer sin ano ni piano

Laura tocaba muy bien el piano.
Se sentaba en las horas más bajas
y ayudaba al Sol a dormirse.

Y lo conseguía noche tras noche.

Luego conoció a Juan,
le encantaba escuchar su música.

Y se asomaban cada noche por el acantilado
hasta que empezaron a sobarse.

Un día lo hicieron encima del piano.
Juan le metió su polla en el ano
y ella se corrió y defecó de gusto
encima del piano.

El Sol y la Luna cada fin de año
intentan, sin éxito, imitarlos.

09 d’abril, 2010

Saca, mete, mete y saca

Había una chica que se llamaba Mete,
me sacaba de quicio.

Y su hermana se llamaba Saka,
me metía en apuros.

En esos años yo estaba con otra que era mejor.
Ya no recuerdo como se llamaba.

Pero os lo aseguro,
se tenía que haber llamado
Quédate dentro para siempre.

02 d’abril, 2010

M

Niña chica, chica lista
sal de mi vista
si no quieres
que te revise las tripas.

Y no te vuelvas despacio,
vete corriendo
sin darme la espalda.
No quiero clavarte por detrás
mi puñal de acero.

Desaparece de mis dominios
que no son excusa ni
te garantizan impunidad
tus recién doce años.