Insisto en la existencia

No razono vuestra existencia
poco duradera.

No razono vuestro andar sin rumbo,
vuestra insistencia que no busca nada.

No menosprecio vuestro dudar,
vuestra incertidumbre.

Solo sois, como de costumbre,
poco más que nombres
que se derrumben al nacer
y desean, sin saberlo, perecer
más que nada en el mundo.

Ho sé tot

Sé que trops a faltar l’olor
de la meva esperma.

Sé que ensumaves el bany
després de jo tirar de la cadena.

Sé que somniaves
amb la meva salivera d’all i oli.

Encara ara penses en mi
i en els meus cabells llardosos
quan et masturbes.

Sempre t’ha agradat
la meva aixella
neta de desodorant
i el caminar del meu entrecuix
suat després d’unes quantes hores.

M’escopies a la cara
quan volies besar-me.

Més que xuclar
em mossegaves la polla.

No et feia cap falta
entrar al supermercat
a comprar llet fresca
pel teu descafeïnat.

Sé que trops a faltar
els meus roncs
degudament acompanyats
de pets putrefactes.

Ho sé tot.
Sé que em trops a faltar.

Per això t’he deixat.
M’estimaves massa.

Ni sargantanas

No hay día sin sol, ni sol sin lluvia.
El invierno exagera su frialdad en sus cuerpos
y el verano agota sus gotas de sudor.

No hay hojas ni sobre la hierba
ni bajo el cielo colgando en los árboles.

El agua escasea y las fuentes no son potables.

Las niñas riñen y se tiran de las trenzas
sin ningún motivo aparente
y los niños a un lado se ríen de ellas.

No hay perros a la vista guiando algún ciego
o defecando en la sucia acera.

Los pájaros ya no cantan
y todo son golondrinas que levantan el vuelo
buscando sanas nuevas tierras
o aves ratas que pintan, cabronas,
las chapas de los coches mal aparcados.

Ya ni sargantanas se ven por los suelos.

Y un servidor,
anda con prisa por la calle
ansioso de entrar en casa
para cerrar las persianas.

Contando lo incontable

Me tiembla la mano
mientras intento acertar
cada letra del teclado.

Ya no intento ni apretar
los puntos, los acentos.

Tengo la mirada dispersa
intentando maquinar
lo que escribo.

Escurro mi celebro
como si fuera una bayeta,
cada gota es una idea.

Y no me sale.
No hay manera.

Se debe todo, quizás,
a que lo que tengo que contar
es demasiado importante
para mi ser.

Y no me atrevo a contarlo,
pues sé que a nadie importa.

Idiotez

Caca, culo, pedo, pis.
Yo me pido semen.
No sé por qué nunca
entra en el juego.

Un consejo

No es nada nuevo,
nada bueno,
quererse demasiado o
querer ser apreciado.

Ensimismado en si mismo
uno acaba cortándose
las venas de los dedos.

Resaca

El café sabía a rancio.
Tenía dolor de cabeza.
No le entraba la comida.
Afuera solo ruido.
No le apetecía nada de sexo.
No entendía la tele encendida.
Leer no le apetecía.
Los platos estaban por limpiar,
uno a uno encima de la pica.

Se fue a cagar
y su hedor acabó
de chafarle el día.

Las personas son sus cosas

Hicieron otro traslado.
De mientras, vivían entre dos casas.

Al principio sus trastos estaban en una
y les daba pereza permanecer en la otra.

Más tarde la otra se llenó de cacharros
y la primera quedó vacía.

Los últimos días en la última casa fueron distintos
sin sus objetos, sus libros, sus muebles, sus ropas, sus cosas.

Ya no tenía sentido quedarse en aquel sitio
y por fin se mudaron definitivamente.

D’esperança es viu i es mor

Caminant veurem com el nostre pas
desapareix en la immensitat.

Aprendrem a oblidar els mals records
que el cor ens ha enfonsat.

Descobrirem un més enllà, potser
millor, del que fins ara hem provat.

La sospecha

Sospecho de su cara bonita,
de su sonrisa de niña,
sospecho su mentira.

Dudo de la certeza
de sus insinuaciones
de mala diva,
demasiado atrevida.

Sospecho qué dirá tras
mi respuesta,
sospeso alternativas.

Sus ojos me molestan
acusándome sin tregua.

Su dedo tirando
de su rizado cabello,
cabello mentidero.

La balanza de la justicia
acusa y cae con fuerza,
sospecho de todo su ser.

Y sobre todo, sobre todo,
sospecho de sus pechos.

Luz del día

De noche siempre duermo
con gafas opacas
para que cuando sea de día
nada me despierte.

No puedo ver el sol,
su halo de luz,
no lo soporto.

Igual que no soporto
otras muchas cosas
de la vida cotidiana
que la insoportable
hija de puta luz del día
muestra con descaro.

El torturador

El seu gat era un consentit de mena
i de merda.

Cada dia el despertava a altes hores
miolant o rascant la porta del dormitori
amb les urpes afilades.

Axí que decidí imposar-li un càstic
un xic sàdic.

L’agafà, l’introduí dins del wàter,
li baixà la tapa i s’esperà
a la següent miolada.

No trigà gaire el gat
en cridar desesperat
víctima d’un tancament
tant claustrofòbic.

El torturador tirà llavors
de la cadena
i el gat tot moll
callà en sec.