24 d’abril, 2009

La gran llamarada

Me llama borracho.
Dice que le doy asco.
Ya no quiere follarme.
No quiere hijos, no quiere casarse,
ya es demasiado tarde.
Me grita por la mañana.
Me escupe en la cara
en momentos tensos.
Mis pedos, mi mierda, le ahoga.
Y encima algún capullo
a todo lo citado
lo llama amor.