la oigo levantarse de mi lecho
entre los rumores de una noche
que nunca será callada
escucho sus manos deslizar su falda
entre sus muslos de acero y
luego el irse de los tacones
de sus zapatos de olvido
que sé que volverán sin haber vuelto
nunca en realidad
y
no me importa adónde irá
aunque sin dudarlo lo sé
de lecho en lecho
como mariposa de flor en flor o
espada de pecho en pecho
la oiré mas tarde llegar
cuando el sol gane el pulso a la luna y
veré como se desnuda y
como se despeina
apoyando su cabeza cansada en mi almohada
y
no diré nada y
simularé un suspiro
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