28 de març, 2011

Desanimado, desmoralizado

La observa de lejos,
su andar le desconcierta,
su pose le descentra.

Mueve su mano y se aparta
el pelo de la cara,
elegante, desorienta.

Gesticula y habla de algo trivial,
pero no importa, suena
a música celestial, desorbita.

Luego se va despacio,
como los ángeles saliendo
del infierno, desalienta.

Y él se queda solo,
se sienta en el banco
y suspira, descorazonado.