14 de gener, 2011

Carne fresca

Crecí lejos del mar,
a orillas de un río
que choca contra la montaña,
lejos de toda sociedad.

Huraño aprendí a menospreciar
al ser humano y a sus despojos.

Descubrí que utilizar un cuerpo ajeno
es como ponerse una chaqueta ya usada,
llena de rasguños y suciedad,
que solo sirve cuando con maltrato
la tiras con dureza contra el suelo.

Así viví durante muchos años,
solo, esperando la llegada de una víctima,
como el lagarto que espera a un mosquito.

A veces la utilizaba como cena,
la descuartizaba y la colgaba en la despensa,
si mi hambre andaba saciada,
la utilizaba cual muñeca hinchable
y la penetraba de arriba abajo
y nunca se quejaba,
los muertos no hablan.

¡Qué grandes años viví antaño
lejos de todo, del mundo!

Pero uno envejece y se vuelve débil,
la caza de alta montaña es para jóvenes,
y necesita presas fáciles.

Por eso me mudé a la gran ciudad,
donde la locura emancipa la carne fresca
que ilusa sabe caer bien sobre mis garras ajenas.

1 comentari:

Brilliant! ha dit...

...coming in from the void...