05 de gener, 2011

Cerrojo

Llevaba rato esperando delante la fábrica.
La puta puerta estaba inútil.
El cerrojo ya no servía.
Estaba esperando el cerrajero sentado en el bordillo y era domingo.
Era mediodía y el sol jodía.
Pensaba en que debía sonar ahora mismo en la radio 90 cuando llego el coche del cerrajero.
¿No se cierra?
No, la llave está encallada.
Tendremos que quitar el paño y hacer un apaño.
De momento te la cerraré por dentro y el lunes te traigo una cerradura nueva.
Empezó a abrir maletas.
Sacó una bombona de gas, unas alicates, un destornillador, una máscara, etc.
Tardo más en montarlo todo que en arreglarlo, gajes del oficio.
Ya veo, ya.
Y empezó a soldar el pestillo.
Una llamada.
Hola, estic soldant el pany, no, al final la Laura m’ha deixat tirat, d’aquí una estona, sí, d’acord, fins ara.
Soldó un rato más.
Esto ya está.
Perfecto.
Pues ala, a comer que ya hay hambre.
Ya ves.
Recogió sus trastos y se fue.
Cerró por dentro, subió las escaleras y salió por la otra puerta.
Hizo una llamada.
Ya está todo arreglado.
Colgó.
Salió a la calle.
El sol fundía el asfalto.
Entro en el coche y giró la llave.

1 comentari:

CAN ha dit...

You can never hear this too often!