16 de setembre, 2009

El asilo

Hay un asilo en medio de la ciudad
y a las cinco en punto de la tarde,
en pleno verano,
los viejos reposan sus cansadas piernas
sentados en los bancos
que hay en la entrada,
justo delante de la calle principal,
donde las chicas más jóvenes
pasean cargadas con bolsas del mercado
y mueven sus acaloradas faldas
hacia un destino
que las aleja del asilo.

Todos los ancianos mueven
sus encartonados cuellos
dirección a unas piernas
que parecen perderse
en el asfalto.

Así ven los viejos
como la juventud
se aleja de sus vidas.

Luego vuelven a su posición inicial
a la espera de otra alegría
que les ayude a pasar el día.