19 de juny, 2008

Contando lo incontable

Me tiembla la mano
mientras intento acertar
cada letra del teclado.

Ya no intento ni apretar
los puntos, los acentos.

Tengo la mirada dispersa
intentando maquinar
lo que escribo.

Escurro mi celebro
como si fuera una bayeta,
cada gota es una idea.

Y no me sale.
No hay manera.

Se debe todo, quizás,
a que lo que tengo que contar
es demasiado importante
para mi ser.

Y no me atrevo a contarlo,
pues sé que a nadie importa.