09 de març, 2007

El asesino

La sangre se altera
cuando el ocaso llega.

El crimen es ya un hecho
del que aún nadie da crédito.

El asesino descansa
tranquilo en su lecho.

Nadie se dará cuenta
hasta que el sol despierte.

Por entonces el asesino
ya estará lejos.

Y los estúpidos maderos
se reafirmarán: cada vez más lelos.