15 de març, 2007

Mil razones para matar

Muchos creen que hay pocas razones
para matar a alguien,
pero si uno lo piensa un poco,
se dará cuenta, pronto,
de que existen más de mil razones:

Cada vez que alguien miente
con malas intenciones.
Las pocas veces,
si fueran muchas ya estaría todo el mundo muerto,
que un ordenador, por error,
no guarda un documento
en el que uno ha dedicado
más tiempo del que debiera.
Cuando te sirven una cerveza,
y tu has especificado sobretodo bien fría,
que está caliente.
Todos aquellos que son rácanos y egoístas,
los peores adjetivos que un hombre puede cultivar,
son lo peor y están por debajo de las ratas de alcantarilla.
Los devotos radicales del fútbol,
por estupidez crónica.
Quemaría a todas la banderas si fueran seres vivos,
de hecho, aunque no lo sean también haría lo mismo.
Cuando no te dan la razón y sabes a ciencia cierta que tú la llevas.
Cuando a un violador no se le corta el pene.
Ser político, policía, soldado o rey,
eso es razón más que suficiente.
A quién no le agrade Lang o Hitchcock
también entra en el parágrafo anterior.
A las abuelas que no tienen nada que hacer en todo el día
y que se cuelan continuamente en el supermercado de cada vecindario.
Los viejos son quizás, por su inutilidad,
quienes más se lo merecen,
ya han consumido su ración de vida,
hay que dejar paso a las generaciones más jóvenes,
cuando sea viejo espero que alguien con valor me vuele los sesos,
así debiera ser siempre.
Cuando un basurero fuera de servicio tira algo al suelo,
parece irónico, pero es pena de muerte.
Quién te sirve en su bar un vaso medio roto
esperando que se te atragante el líquido que hay dentro
y que el vidrio te corte el cuello,
yo a ese lo colgaría por los huevos como en los buenos westerns.
Quién maltrata a un animal,
eso es peor que maltratar a un ser humano,
a diferencia de este, un perro nunca hace daño a nadie.
A los que de un día para otro, sin más,
decidieron sacar de antena la serie de Musculator,
a esos, más que matarlos,
los entregaría a Dreyer para su próxima película,
sin aún estuviera vivo.
A quién no le guste ni el vino, ni los Monthy Pyton,
por error genético.
Todo aquel que mea donde se caga,
no hay nada que fastidie más teniendo diarrea
que entrar en un retrete con la tapa repleta de orines.
Los que no leen bien entre líneas,
luego por todos lados salen mesías.
Los homosexuales con pluma,
una cosa es ser gay
y otra, muy distinta, ser una maricona.
A los machos ibéricos,
estos debieron extinguirse hace tiempo,
en su época, la de los dinosaurios del Cretácico.
A los que creen que el pan nuestro de cada día
se gana rezando a divinidades y en el más allá,
por ilusos y por tontos.
Yo, por decir semejante sarta de tonterías.
Y bueno, muchos más motivos
que ahora no tengo tiempo de escribir
puesto que hoy no me apetece matar a nadie,
como ya he expuesto antes,
por tener que beber una cerveza tibia.