Las cuadrículas dominan el entorno.
Las calles se dividen,
se parten en otras calles
que te llevan a otros sitios.
Lugares desconocidos sin salida.
Como en un laberinto.
Y la gente se pierde en él.
Y los pocos que no se pierden
tienen faena en encontarse a sí mismos.
Y muchos disimulan su perdida
andando sin sentido.
Sin detenerse por nada.
No valen las preguntas.
No valen los saludos.
Nadie conoce a nadie.
Nadie ayuda a nadie.
Todos se hacen los estrechos.
Es su secreto.
Así no se les acusa
de estar perdidos.
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