02 de maig, 2007

El laberinto

Las cuadrículas dominan el entorno.
Las calles se dividen,
se parten en otras calles
que te llevan a otros sitios.
Lugares desconocidos sin salida.

Como en un laberinto.

Y la gente se pierde en él.
Y los pocos que no se pierden
tienen faena en encontarse a sí mismos.

Y muchos disimulan su perdida
andando sin sentido.

Sin detenerse por nada.

No valen las preguntas.
No valen los saludos.

Nadie conoce a nadie.
Nadie ayuda a nadie.
Todos se hacen los estrechos.

Es su secreto.

Así no se les acusa
de estar perdidos.