Llevaban ya 12 años juntos.
Cuando por primera vez compartieron techo
compraron un par de platos blancos
que utilizaban a diario.
Eran como un símbolo de su relación
y aún seguían intactos desde el primer día.
Habían comprado otros objetos
pero la mayoría no eran de uso frecuente y
los demás se habían perdido o maltrecho.
Después de cenar el hombre recogió toda la mesa
mientras la mujer miraba una serie en la tele.
Era su trato, ella cocinaba, él limpiaba.
Escurrió el primer plato y al coger el segundo
con sus manos mojadas y llenas de jabón
se le resbaló y se rompió en tres pedazos.
Aquello fue el principio del declive de su larga relación.
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