Las mujeres eran tan malas
que Dios se vio obligado
a condenarlas y corregirlas
con un merecido castigo.
Sangrarán cada mes
durante 4 o 5 días
y les acompañará
un dolor inmenso.
Las que osen hacer trampas
saltándose el escarmiento
traerán consigo la desdicha
de un hijo o una hija
que les hará sufrir
tanto en el parto
que las más débiles
morirán en el acto.
Y las más duras,
las que sobrevivan
condenadas junto
a sus maridos
criarán y sufrirán
la desdicha
de la descendencia.
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