28 de febrer, 2008

Globalización


Empiezo a cagar en el aeropuerto de Girona.
Dos horas más tarde aterrizo en Bremen
dónde también dejo mi huella perfumada.
En coche voy dirección a Groningen,
un par de horas más y el baño de la casa
de mis amigos invita a relajarme.
Me muevo hasta Amsterdam,
con uno de ellos,
dónde después de una cena con mal vino
y un concierto siempre interesante,
con cerveza en abundancia,
orino demasiadas veces en los retretes del bar.
Mañana volveré a Groningen
y seguro, apostaría mi pene,
que mi ano bombardeará una hamburguesa
de la noche anterior.
Luego vuelta a Bremen por la noche.
Más de lo mismo antes de coger el avión,
hasta llegar por la mañana a mi casa,
gloriosa cuna diarreica.