08 d’abril, 2008

Mustias caléndulas II

veía el mundo
desde mi ventana
sobrevolaban los tejados
unos pájaros magnánimos
saludando al sol con
sus nubes sonrosadas
sonrojadas
sonrisueñas

los niños chillaban alegres y elocuentes
correteando y carreteando
con sus carretas correspondientes
seguros de ellos mismos y
de los demás

despreocupadas sus madres
ya no tenían motivos para ejercer
sus diversas violentas aficiones y
sus antes salvajes padres
abandonaban sus rencores
sus rabiosas peleas de perros callejeros
reflejando paciencia y pasión

no había ruidos engañosos
no había ríos que desembocasen
con amargas lágrimas al mar
no había guerras
ni civiles ni mundiales
los tanques y ejércitos
brillaban por su ausencia
yacían muertos el dolor y sus amigos
ya nadie rompería el silencio
idílico de la madre naturaleza

no cabía la menor duda
en realidad
ya estaba
completamente
borracho