04 d’abril, 2008

Otro autorretrato

Metro ochenta y uno,
ochenta y dos quilos,
piel blanca,
casi pálida de tanto intentar esquivar el sol,
mejillas rojizas por el alcohol,
barba con pelos de polla
que cuando son demasiado largos
se vuelven rojizos,
como los de la mayoría de locos,
ojos marrones, más alargados que redondos,
orejas ocultas tras una mata
de cabello largo y sucio,
ideal remedio para evitar
que los no deseados
se acerquen demasiado,
nariz suficientemente prominente,
boca normal aunque demasiado reseca
cuando grita y se estresa,
mano sosteniendo una cerveza o
garabateando tonterías
en pequeños papeles
perdidos por las habitaciones de la casa,
pezones despiertos y puntiagudos
que piden a gritos
ser tocados o lamidos
con cierto cariño,
ombligo profundo,
no sé que coño querrá decir,
y lo de más abajo,
algo hay que ocultar,
tendréis que descubrirlo
vosotras mismas.