28 d’abril, 2007

Alquiler y alquitrán


La ciudad se alzará majestuosa,
impertérrita con sus rascacielos de granito
llenos de huérfanos de guerra.

Construida con lágrimas ajenas
ante la atenta mirada de un cielo oscuro
se llenará de mugre.

El alquitrán cubrirá millares de calles
que el andante solitario,
asustado, escondido entre la multitud,
desgastará con sus zapatos.

Los árboles serán de arena
y no merecerá la pena
buscar vida entre la naturaleza.

Los pocos parques que queden
se llenarán de lodo.

Los peces que antes
nadaban en el estanque
flotarán en su superficie.

Dejando así,
para los que vengan,
un paisaje desolado
que solo inspirará tristeza.

La vivienda subirá
al máximo precio.

Pagaremos barbaridades
por cuatro paredes,
por vivir entre rejas
con barrotes de acero
en las ventanas del cielo.

El alquiler y el alquitrán
nos quitarán las ganas
de gritar exigiendo
vivir en un nuevo mundo.

Cualquier impedimento
que pongamos
será en vano.

El alquiler y el alquitrán
darán muerte, al fin,
a nuestra existencia.

Este es el prometedor futuro
que nos espera.