01 d’abril, 2007

Día de perros

Los gritos de los vecinos me despiertan,
otra vez se están peleando
y él le está dando una paliza de muerte,
cualquier día uno matará al otro.

Me he vuelto a quedar dormido en la mesa.
Me levanto y pongo a calentar café.

Oigo un ruido seco
miro por la ventana
alguien ha pegado un tiro a un pájaro
que está tendido en la calle agonizando
hasta que las ruedas de un camión
lo aplastan y dan fin a su sufrimiento.

La última hoja del árbol de enfrente
cae al suelo en silencio.

Las nubes cubren el sol
ya agotado y sin fuerzas
y se preparan para una posible descarga.

El cartero se acerca a un buzón,
entrega la carta repleta de malas noticias
y, al darse la vuelta,
tropieza cayendo de narices,
y eso que esta vez,
no se ha cruzado con ningún gato negro.

El vecino sale corriendo a recoger su carta,
se ve que lleva días esperándola,
la abre y la empieza a leer,
antes de terminar empieza a llorar,
tanta angustia para nada,
parece que un familiar suyo ha muerto.

Me acerco a la mesa atiborrada de notas,
tomo la taza de café,
doy un sorbo y al quemarme la lengua
suelto la taza que se derrama
por toda la mesa,
el trabajo de toda una noche perdido.

Me tomo una ducha
y el agua sale fría, ¡mierda,
el calentador con la misma historia de siempre!

Salgo tiritando de la ducha,
abro el armario y está vacío,
tengo todos mis atuendos sucios.

Rebusco en el cubo de la ropa
y escojo lo más decente.

Me visto despacio,
pues no tengo prisa alguna.

Enciendo la tele, pongo las noticias
y la vuelvo a apagar.
No hace falta ni contarlo,
siempre es lo mismo.

Abro la nevera y no hay nada,
solo leche agria,
ayer olvidé hacer la compra.
Otro día sin almuerzo.

Salgo de casa y una gota me da en la cara.
Entro a por el paraguas y vuelvo a salir.

Hay un niño llorando,
parece que ha caído de su bicicleta,
tiene las rodillas peladas y sangrando.

A lo lejos oigo a dos perros peleándose a muerte,
me pregunto si acabaran antes que los vecinos.

Me detengo un momento.
He olvidado a dónde me dirigía.
Doy media vuelta y vuelvo a entrar.

Será mejor que hoy me quede en casa.